lunes, 15 de octubre de 2007


YO QUISIERA SER NIÑA

Yo quisiera ser niña
para acoplar las nubes a distancia
(Claudicadoras altas de la forma),

Para ir a la alegría por lo pequeño
y preguntar,
como quien no lo sabe
el color de las hojas
¿Cómo era?

Para ignorar lo verde,
el verde mar,

La respuesta salobre del ocaso en retirada,
el tímido gotear de los luceros
en el muro vecino,

Ser niña
que cayera de pronto
dentro de un tren con ángeles,
que llegaban así, de vacaciones
a correr un poquito por las uvas,
o por nocturnos
fugados de otras noches
de geometrías más altas.

Pero ya, ¿que he de ser?
Si me han nacido estos ojos tan grandes,
y esos rubios quereres de soslayo.

Cómo voy a ser ya
esa que quiero yo
niña de verdes,
niña vencida de contemplaciones,
cayendo de sí misma sonrosada,
... si me dolió muchísimo decir
para alcanzar de nuevo la palabra
que se iba,
escapada saeta de mi carne,

y me ha dolido mucho amar a trechos
impenitente y sola,
y hablar de cosas inacabadas,
tinas cosas de niños,
de candor disimulado,
o de simples abejas,
enyugadas a rosarios tristes.

O estar llena de esos repentes
que me cambian el mundo a gran distancia,

Cómo voy a ser ya,
niña en tumulto,
Forma mudable y pura,
o simplemente, niña a la ligera,
divergente en colores
y apta para el adiós
a toda hora.

Eunice Odio.
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mi nostalgia se escribe de morado.
Mi nostalgia de mi, mi nostalgia de mi bisabuela, mi nostalgia del bebé en la luna y las gemelas, mi nostalgia del café de vainilla en el café Arjuna, mi nostalgia hasta de la tía Ofelia.
Decía el poeta que uno puede llorar hasta con la palabra escusado. Bien, uno puede tener nostalgia hasta cuando la rana la mira a una nadando en la alberca en un lugar tan lejos de todo y de todos.
Ese tipo de nostalgia tengo hoy. Nostalgia de no quebrarme y mostrarme vulnerable. Nostalgia de no sentirme hoy en una montaña rusa, o mejor dicho, de sentirme así. Nostalgia de la salud y nostalgia de las enfermedades estúpidas y solitarias como una simple gripa, de esa que no mata ni provoca crisis, de esa que duele la garganta y anda una chorreando sus humores por todos lados, como niño y sin remedio mas que los papeles arrugados.
Nostalgia hasta de la escarlatina y mi madre poniéndome puré de tomate en los pies y la fiebre delirante que me rodeaba.


Allá, cuando todo era sencillo. O parecía.



V.

1 comentarios:

ara 15 de octubre de 2007, 22:25  

Ahh a mi tmb me ponian tomate en los pies :) Espero que pase pronto el lapsus de nostalgia. Un abrazo!

Sobre a los autores:

Una exquisita mezcla de letras brillantes en un lienzo negro multicolor. De aquí y de allá.
Se aceptan sugerencias.

De la casa.

las divagaciones, nada más.

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